Los panameños están muy orgullosos de sus raíces, y tratan de cuidar y conservar las costumbres y elementos que hicieron felices a sus antepasados. El principal símbolo de la identidad panameña es la pollera, un vestido de algodón o lana decorado con bordados o encajes de diseños florales.
Se suele complementar con joyas de oro en la cabeza, las orejas, el cuello y el pecho, y con una especie de sombrero conocido como Tembleque, por ser flexible y moverse cuando las mujeres danzan con la pollera puesta. Esta colorida prenda era usada por los panameños para sus faenas diarias y para acudir a las celebraciones religiosas. Y hasta hoy en día las panameñas se visten de polleras para ocasiones especiales. El pasado indígena es muy importante aún en Panamá, y es evidente hoy en los rostros de sus habitantes, que conservan claros rasgos indígenas. Existen siete pueblos indígenas todavía en Panama, que viven en regiones semi-autónomas gobernadas por ellos mismos. Con Vive Panamá podréis conocer la más grande de todas, Kuna Yala, en la comarca de San Blas, administrada por los Kuna. Tienen su propia autoridad política, económica, cultural y religiosa, exportan productos que cultivan en sus campos (en especial coco y cacao) e importan productos de Colombia y de la capital.
Como sucede con todos estos pueblos, su mayor arte reside en la artesanía. Los Kuna confeccionan las molas, unos complejos vestidos para la mujer compuestos por varias telas superpuestas y tejidas entre sí que acaban formando una pieza muy rica en figuras, colores, imágenes y texturas. Los Emberá, distinguidos por pintarse la piel con jugos de frutas, realizan miniaturas de tagua (también conocida como marfil vegetal) y cestas muy apreciadas.
Pero si hay un producto artesano que une a todos los panameños es el sombrero, sobre todo la variedad del sombrero pintado. Su calidad se determina por el número de vueltas que tenga y se caracteriza por estar elaborado con fibras naturales. Una nota curiosa es que según se coloque la visera del sombrero, significa que su portador es más o menos poderoso. Por ejemplo, si el ala se dobla en la parte frontal y posterior del sombrero, indica éxito y plenitud, mientras que si lo hace sólo en la parte posterior, quiere decir que la persona posee grandes conocimientos intelectuales.
En cuanto al baile, el más importante es el baile Congo, procedente de la población de raza negra de las costas del Caribe. Una danza contagiosa y colorida, que expresa el sentimiento de lucha y erotismo de los esclavos negros que llegaron a la costa panameña en época colonial. La danza pone en escena un coqueteo entre el Rey y la Reina Congo a ritmo de los clásicos tambores africanos.
La gastronomía panameña se caracteriza por ofrecer platos contundentes, necesarios para el trabajo en el campo. Por eso se considera que el plato nacional es el Gallo Pinto, un guiso a base de arroz y frijoles, ideal para que los campesinos retomen fuerzas después de una dura mañana. El guacho de marisco gusta mucho entre la población local, por la mezcla de sopa y arroz con mariscos mixtos. El sancocho es un plato muy tradicional, un caldo de pollo mezclado con ñame (un tubérculo), cilantro y especias y siempre acompañado de arroz blanco. En nuestros viajes tendrás la oportunidad de degustar todos los platos de la gastronomía panameña, tanto en una callejuela del centro de la capital, como en una mesa con vistas al mar.