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La selva más espesa

Panama Turismo | Lancha

Tranquilidad y naturaleza es lo que respiro en Gamboa. Estoy en medio de la selva, en la noche oscura y oigo miles de ruidos que me hacen preguntarme cuántos animales distintos puedo identificar en un minuto. Para saciar mi curiosidad me he apuntado al safari nocturno que organiza el hotel y durante 2 horas he podido relacionar algunos ruidos con los animales correspondientes, ¡como si de un juego de emparejar se tratara! He visto tortugas, caimanes y muchas luciérnagas que daban un poco de luz a los senderos por los que caminábamos. Ha sido un día largo, pero no puedo irme a la cama, quiero disfrutar de la terraza de la habitación y del sonido del río Chagres a lo lejos…

Gamboa

Sin duda, el protagonista de este viaje es el mono. Hasta cuatro especies diferentes de monos pequeños saltan de una rama a otra en busca de comida ...Leer más

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Este destino aparece en 5 de nuestros circuitos:

Por la mañana me despiertan los monos aulladores, lo que me recuerda que hoy voy a visitar su hábitat natural, el Lago Gatún y la famosa isla de los monos. Tomo mi desayuno, variado y abundante, mientras disfruto de las vistas de la selva y me reúno con el resto del grupo para mi aventura del día.

Llegamos al muelle desde donde sale el barco y el capitán nos entrega unos chalecos salvavidas que debemos llevar en todo momento. No obstante, no creo que a nadie se le ocurra zambullirse en el lago para nadar un rato, ya que justo cuando estamos subiendo al barquito, vemos a escasos metros de nosotros un cocodrilo que acelera nuestras pulsaciones desde primera hora de la mañana. Hemos tenido suerte y durante el trayecto también hemos podido disfrutar de “la compañía” de algunas tortugas, tucanes, águilas y monos capuchinos subidos a los árboles.

Algo que también me ha llamado mucho la atención es que mientras veíamos animalillos entre la espesura de la selva, también hemos podido observar a lo lejos, los grandes buques que pretenden cruzar entre los océanos lo más rápido posible. Según nos explica el capitán, los barcos que estamos viendo van desde el Pacífico al Atlántico, mientras que por la tarde, el trayecto es al contrario. Un ir y venir de grandes embarcaciones que dan al paisaje natural su especial nota de color.

Por la tarde, decido disfrutar un poco más de mi estancia en Gamboa y después del almuerzo cojo el famoso teleférico que atraviesa el bosque tropical a una altura de 80 metros. Sigo escuchando ruidos de animales, pero la diferencia es que ahora sé de dónde proceden, ya no hace falta que me los imagine porque los he visto con mis propios ojos y he aprendido un poquito más sobre ellos. Ahí arriba, sientes aún más la paz y tranquilidad que se respira en esta zona de Panama y como resulta evidente a esta altura puedo divisar las últimas cosas que aún no había visto en Gamboa. ¡Es impresionante!

El día se acaba y me siento orgullosa de haber sacado el máximo provecho a estos días. Tengo inquietud por mi próximo destino y una enorme curiosidad por lo que me espera en el Valle de Antón, las altas montañas de la Cordillera Central de Panama. ¡La aventura continua!